sábado, 18 de octubre de 2014

Las ruinas malditas de los Dunlendinos

Este libro consiste en tres aventuras. Cada aventura es independiente, aunque hay un tema común que las une. Pueden ambientarse en cualquier lugar de la Tierra Media en el que la historia parezca apropiada. Alternativamente, los lugares de aventura pueden ser referidos a Erech y los caminos de los Muertos de ICE, donde se hace una mención de cada uno de los lugares. Hay mapas del áreas colocados en la parte inferior de la portada y la contraportada que proporcionan una ampliación de las regiones inmediatamente más cercanas a los lugares en que se desarrollan las aventuras.


Aventura en Minas Anghen

En lo alto de las montañas, al oeste de la ciudad minera de Cabed Angren, una torre solitaria se alza por encima de los diminutos árboles. Los lugareños les dicen a los viajeros perspicaces que es Minas Anghen, hogar de la vidente Niniel, una solitaria anciana. Al escalar la montaña por un estrecho camino, los viajeros que se aproximen a la torre verán que domina una pequeña hondonada situada en un claro poco antes de la cima de la montaña. No hay signos evidentes de que alguien habite allí. En la hondonada las puertas de hierro están cerradas, barradas y oxidadas.




Aventura en las Siete Piedras (Setmaenen)

En un alto valle montañoso -a unos dos kilómetros y medio al este de la ciudad minera de Ossarnen se halla el lugar que dio nombre a la ciudad, un gran túmulo de tierra hecho por hombres y soportado y reforzado por unas piedras cuyo tamaño es el doble del de un hombre.Siete pilares de piedra, siete piedras de diez metros de alto, rodean el túmulo, formando un antiguo anillo ceremonial.
Todo el mundo sabe que Setmaenen fue un lugar sagrado para los antiguos Daen Coentis,un o de sus templos-calendarios, pero nadie recuerda ya qué fiestas celebraron en sus subterráneos malditos. Pocos han entrado allí, y estos pocos no trajeron ninguna noticia espectacular: antiguos grabados, altares de piedra para sacrificios. Por ahora nadie se ha atrevido a profanar el lugar, y aquellos que fueron han vuelto explicando que fueron asaltados por una sensación de ser vigilados tan enorme, que no se atrevieron a hacer otra cosa que mirar en silencio y después salir.


Aventura en Hogo Tarosvan

En las montañas situadas al norte de la Garganta de Tarlang hay un empinado montículo de granito azul que brilla en el crepúsculo y refulge a la luz de la luna. Yace en un remoto valle, una cuenca arbolada rodeada por desnudas rampas montañosas y escarpados acantilados. Aquí, sobre el montículo, los Daen Coentis enterraron a la muerte maldita en vida (a lo enfermizo, a lo demencial, a lo nacido muerto), aquí, donde osa poner el pie en una noche oscura.
Esta zona es nombrada por los cazadores y herbalistas de los pueblos cercanos. Se dice que las flores salvajes que crecen entre la Piedras Verticales que cubren este cementerio no tienen igual en belleza o potencia, y se dice que les dieron vida los espíritus de los difuntos. Aun así, nadie las molesta. Las cabras y ovejas salvajes pastan en los campos y grietas del montículo, pero pocos se atreven a estorbarlas, pues se sabe que ha desaparecido gente cerca de las bocas de las cavernas que los dunlendianos llaman Hogo Tarosvan -las "Puertas del Fantasma".

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